Las ventajas para las empresas de la formación ad hoc y de la formación in company

Son muchas las empresas que al inicio de un nuevo año se plantean el formar o reciclar a sus trabajadores, para alcanzar nuevas metas o lograr unos objetivos concretos, pero a la hora de elegir el formato de impartición más óptimo surgen las dudas. En este artículo resalto las ventajas para las empresas de la formación ad hoc y de la formación in company, dado que son dos tipologías de formación cuya demanda se ha incrementado notablemente en los últimos años debido a los múltiples beneficios que reportan a las empresas.

¿Qué son exactamente la formación ad hoc y la formación in company?

Tanto la formación ad hoc como la formación in company hacen referencia a dos formatos de formación que suelen demandar las empresas, y que han visto incrementada su demanda en los últimos años debido a las grandes ventajas que aportan al tejido empresarial frente a otros tipos de formación.

  • Ad hoc​ es una locución latina​ que significa literalmente «para esto». Por tanto, en su sentido más amplio, ad hoc puede traducirse como «específico» o «especializado», y aplicado a la formación hace referencia a una acción formativa específicamente diseñada para solventar un problema u obtener un fin u objetivo específico. En definitiva, son programas de formación a medida para empresas y organizaciones que buscan soluciones específicas a sus necesidades formativas. Por tanto, son cursos de longitud y temática variable en función de las necesidades de una empresa en concreto.
  • In company es un anglicismo que hace referencia a una actividad que se desarrolla dentro de los límites de una empresa o compañía. Aplicado a la formación, este término hace referencia a la formación que se imparte las propias instalaciones de la empresa que recibe dicha formación.

¿Cuáles son las ventajas para las empresas de estos dos tipos de formación?

Entre las ventajas más habituales podemos destacar las siguientes:

  • Formación a medida y personalizada con aplicación práctica real. Los contenidos del curso se diseñan en relación a los objetivos y necesidades de una empresa u organización concreta, y en un momento concreto. De esta forma, la formación tiene una aplicación práctica para la empresa mucho más ajustada a sus casuísticas internas, y de carácter más inmediato y sostenible en el tiempo.
  • Obtención de resultados tangibles. La inversión realizada con estos tipos de formación revierte rápidamente en resultados tangibles para la empresa, dado que se cubren necesidades específicas orientadas a la consecución de objetivos concretos.
  • Comodidad. Las horas lectivas se imparten en los horarios menos lesivos para la empresa, por lo que no sólo se logra una mayor comodidad tanto para los empleados como para la empresa, sino que también se minoran los costes derivados de que los participantes en la formación no estén en la cadena productiva. Además, al realizarse la formación en las propias instalaciones de la empresa, se optimiza el tiempo de trabajo, dado que se eliminan los tiempos de desplazamiento al centro de formación.
  • Se favorece la asimilación de conocimientos. Al impartirse la formación en un ambiente familiar y cercano para el trabajador, de forma indirecta estamos favoreciendo una mayor y mejor asimilación de los contenidos formativos por parte del alumnado, dado que se encuentran en un entorno conocido y, por ende, menos estresante.
  • Integración y trabajo en equipo. Con este tipo de acciones formativas se potencia la integración en la empresa y el trabajo en equipo, dado que no participan personas ajenas a la empresa u organización. Además, al estar rodeados de compañeros/as de trabajo, los alumnos se sienten más cómodos para compartir los contenidos del curso y para exponer posibles dudas.
  • Descubrir nuevos nichos de mercado. El carácter eminentemente práctico y especializado de este tipo de acciones formativas permite que los trabajadores adquieran nuevas habilidades, lo cual redunda no solo en mejoras vinculadas a sus respectivos trabajos diarios, sino que también se logra que estén mejor preparados para aportar nuevas ideas para la empresa, proponer nuevos objetivos, e incluso para abrir nuevos nichos de mercado.
  • Motivación y fidelización de la plantilla. Con estas acciones formativas a los trabajadores se les demuestra que se está invirtiendo en su formación y que se les valora, lo cual redunda en un claro incremento de su motivación y fidelización a la empresa.
  • Mejor adaptación a los cambios del mercado. El tener una plantilla repercute positivamente en incrementar la capacidad de la empresa para responder de forma más rápida y efectiva a los cambios del mercado y, por lo tanto, favorece el ser más competitivos.

Formación ad hoc para tu empresa

¿Y existe alguna desventaja de estas dos modalidades de formación?

Como ocurre en cualquier tipo de formación, estas dos variantes de formación implican que la empresa tiene que invertir tiempo y dinero para su realización. No obstante, tenemos que destacar que esta inversión revierte rápidamente en beneficios para la empresa, por lo que, aunque e a priori veamos esas dos desventajas, a corto o medio plazo los pros van a suplir en gran medida a los contras.

Entre los retornos positivos que puede recibir la empresa tras impartir formación ad hoc o formación in company se encuentran:

  • Incremento de la productividad.
  • Reducción de costes.
  • Minoración de errores.
  • Incremento de la calidad percibida por parte de los clientes.
  • Incremento del nivel de satisfacción de nuestros clientes.
  • Mejores resultados en las negociaciones con proveedores o clientes.
  • Aumentar nuestro margen de beneficio en operaciones habituales de la empresa.

Claves para que la formación in company y la formación ad hoc reporten el máximo de resultados positivos para la empresa

Por último, para que estos tipos de formación reporten el máximo de resultados positivos a la empresa, es esencial que la acción formativa reúna los requisitos que destaco a continuación:

  • Que se planifique de forma correcta, tanto en lo relativo al programa formativo a impartir como a las fechas de impartición, teniendo en cuenta las casuísticas de cada empresa y picos de actividad.
  • Establecer unos objetivos concretos al inicio de la misma, a ser posible de carácter cuantitativo, y unas herramientas de evaluación, tanto a lo largo de la formación como a su finalización.
  • Asignar coach o mentores dentro de la organización, que sean los encargados de mantener los resultados logrados a largo plazo.
  • Fijar acciones de recuerdo, para la consolidación de los resultados obtenidos, para que de esta forma la acción formativa no se quede en algo puntual.

En definitiva, como suelo decirles a nuestras empresas clientes: “las empresas de éxito generan ventajas competitivas formando a sus trabajadores/as para potenciar sus competencias profesionales”.

SOBRE LA AUTORA DEL ARTÍCULO

Angustias Pendón

Project Manager y Directora académica de Audiolís