Firmar el primer contrato de trabajo es un momento ilusionante para cualquier persona: se entra, por fin, en el mundo laboral y se gana en independencia económica para poder realizar distintos proyectos de vida.

La nómina es una herramienta que aporta tranquilidad para el bolsillo, pero también abre la puerta a otras opciones como poder optar a un préstamo, abrir una cuenta sin comisiones, tener una tarjeta de crédito, acumular paro o incluso asegurarse una jubilación mínima.

Desde este punto de vista, saber gestionar el dinero que llega cada final de mes es clave para tener una calidad de vida mínima y, sobre todo, una tranquilidad económica a futuro.

Por eso, cada vez se aúnan más esfuerzos —tanto desde la administración pública como desde el sector privado— para mejorar la educación financiera de los jóvenes, que son los que mayoritariamente acceden a una primera nómina.

¿Qué consejos son los más repetidos por los profesionales del mundo bancario y los analistas económicos? Repasamos algunos de los hábitos más convenientes para proteger el dinero y hacer una gestión responsable del patrimonio.

Cuidar la nómina en el banco

Actualmente, la normativa española permite abonar la nómina en mano a los trabajadores bajo algunos supuestos. Sin embargo, lo más habitual es que las empresas realicen una transferencia bancaria, que permite que todo quede registrado a nivel fiscal.

Este hábito está relacionado con la primera decisión importante por parte del asalariado: elegir una entidad bancaria, abrir una cuenta y utilizarla como depósito del que sacar el dinero físico, donde asociar los pagos recurrentes, etc.

En ese sentido, hay que tener presente que el abanico de opciones que ofrecen las entidades es muy amplio y que lo más interesante es optar por una cuenta pensada para domiciliar la nómina.

¿Qué características tienen estas cuentas y por qué resultan la opción más interesante?

No suelen tener comisiones: otro tipo de productos bancarios están asociados al pago de comisiones de mantenimiento trimestral, mientras que algunas entidades ofrecen cuentas nómina que no cobran nada a los usuarios.

Incluyen beneficios adicionales: por ejemplo, hay empresas financieras cuyas cuentas nómina se vinculan a tipos de interés más bajo en préstamos o hipotecas, ofrecen tarjetas de débito gratuitas, facilitan anticipos de la nómina o incluso cuentan con estrategias de gasto adicionales como la posibilidad de abrir cuentas asociadas para los menores de edad.

Establecer un equilibrio en el gasto

Cuando una persona joven obtiene su primera nómina, es muy habitual que haga un gasto descontrolado del dinero. Esta situación es todavía más acusada hoy en día debido a los altos alquileres y a lo cara que está la vida de ocio.

Los especialistas financieros recomiendan extremar las precauciones y adquirir un rol conservador, especialmente en los primeros meses de trabajo y hasta que se logre un control más o menos lógico del dinero.

“Verse con una gran inyección de ingresos mes a mes puede ser un estímulo para gastar sin fin, pero la realidad demuestra que esta no es una buena opción”, explican los profesionales de la banca, que consideran que la nómina ha de ser protegida por los propios trabajadores.

Esto no quiere decir que no se puedan hacer gastos y que incluso no haya lugar a un capricho de vez en cuando: lo importante es preservar al menos un 20 % del sueldo cada mes para tener una salud financiera positiva.

En este sentido, una persona con una nómina de 1000 euros netos debería tener en mente que al menos 200 de ellos deberían permanecer en la cuenta nómina a final de mes.

Así se va creando un colchón económico que resultará útil de cara a hacer inversiones en el futuro, a hacer frente a gastos extraordinarios o incluso a abonar los impuestos, que es uno de los grandes ‘sustos’ que se llevan los trabajadores novatos el primer año al hacer la declaración de la renta.

Llevar un registro de gastos

Muy asociada al punto anterior está la recomendación de llevar un registro de gastos. Afortunadamente, el hecho de tener una cuenta bancaria con una tarjeta de débito ayuda a hacerlo de manera muy fácil: solo hay que acceder a la banca online para ver qué pagos se han realizado en el último mes.

Esto ayuda a la regla 50-30-20. Según este método de control de la economía, el 50 % del salario debe dedicarse a los básicos (alquiler, préstamo del coche, etc.), el 30 % a gastos prescindibles cotidianos (salir a comer, viajes, ir al cine, comprar ropa por gusto…) y el 20 % restante al ya mencionado ahorro.

Muchas personas optan por hacer un Excel o llevar una libreta con el balance. De este modo, se es más consciente del gasto, se reduce en cosas que no son realmente necesarias o útiles para el ocio y, sobre todo, se es consciente de cómo se va reduciendo la nómina día a día.

Estudiar la inversión en productos financieros

Quizá esta recomendación deba estar localizada en una segunda fase tras conseguir el primer empleo, pero es muy interesante tenerla en mente desde el primer momento.

Se trata de valorar qué opciones hay para hacer crecer el patrimonio económico ahorrado durante un tiempo.

En este sentido, los bancos cuentan con productos financieros como fondos de inversiones, cuentas de ahorro y otro tipo de opciones que ofrecen un interés positivo por meter ahí el dinero durante un tiempo más o menos prolongado.

De esta manera, el ahorro no se mantiene estático —y, por tanto, se pierde capacidad adquisitiva debido a la inflación—, sino que se pueden obtener márgenes de crecimiento situados entre el 1 y el 3 % de manera habitual.

Obviamente, hay productos financieros con mayor y menor riesgo, por lo que conviene estudiar las distintas opciones con un asesor bancario y elegir la que más se adecúe a la situación del trabajador y a su perfil como inversor.

Estas son algunas de las principales recomendaciones para gozar de una buena salud económica desde el momento en el que se tiene una primera nómina. Seguirlos todos permitirá que la persona que ha accedido a su primer empleo vea crecer poco a poco su patrimonio, a la vez que disfruta de su tiempo de ocio y de darse algún que otro capricho al año.